jueves, 14 de enero de 2010

Retroproyección

Rosa sumisa ensangrentada, ¿no lo ves? Goteas mientras te marchitas y te quedas estática sin remedio oportuno, ¡sí!, te quedas ahí mirándome arrancarte las espinas y salpicarte de mi tinta negra permanente, porque así estas para mi, esclava de tus suplicios sugerentes, laberintos transgredidos odiosamente por las sombras que forjas de mí, porque te deseo sin desearte y te arrebato lo que no tienes tuyo para que yo no lo quiera nunca; y te quedas a mirar perdida por esperar que sea yo quien me vaya… y me duele más que lo sepas pues no lo diré jamás en la absoluta supremacía de tus pétalos rotos; huye a pedazos, ahógate en el charco de mi condescendencia, de mi absurdo navegar de memorias dormidas, ¡vete ya! que casi desapareces…oscura… temerosa… porque arriesgar ahora te desarma en la locura impotente de perder… como a mi… ¡¿Qué esperas?! Da la vuelta o pídeme que regrese…

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