lunes, 27 de diciembre de 2010

Destrucción superrealista de una mente enferma

Desobedecí mi ego y maximicé contingencias e irregularidades, quedaba el coagulo pagano de mi poca conciencia o el exceso dormido de la misma, grité al vacío viento carcomido de luces lastimeras... Dolía demasiado y hacía frío... Témpano falaz me lastimaste concebiste silencio me apartaste... Callaste...
Desperté tristemente y no era yo, para variar no era yo... Continúe vagando en mi insomnio inerte y doblegue, constipé, precipité con acalorados pasos al vacío.
Por primera vez en tantos años sacrifiqué fingidamente la cautivante fragancia de la tierra mojada... Nostalgia de reimperfecciones, recovecciones, abismos obstinados... Melancolía armónica sombría, desperfecta, falaz...
Rubrica discontinua... Agrietada de estridencias, fonética demente... ¡Ja! ¿Sonriente? "jamás"
Calumnia imperfida de carencias emotivas, cuasidisociatividad e inventos subcultos de incertidumbre, ¿duda? ¡No! "costumbre"…
Total... Desahínco, desconcierto, amordazado subcutáneo... Transpirado... De tormenta imperfecta diabólica inmunda... Desarmada... Encriptada, amado recuerdo, transformada, sueño lucido... Posibilidad... Silencio lujuria de ansiedad.
Desorientado... Crematoria subjuntiva, cenizas negras... Pinceladas de barniz... Salva lo que te queda de verdad...
Y me olvido de que quiero, concientizo y me detengo, onírica poética, que mas da... Recelo, reincidencia, concordancia... Si, para extrañar... Te extrañará... Lo hará... Inevitable lo verá, esperará, me atrapará... No lo hará... Que importa si no reverbero... Ya me abstengo de confiar... Mentira causal, Y en ti avaro esquivo... Déjame, déjame soñar...

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