miércoles, 29 de diciembre de 2010

Augurio...

Reclamo a mis letras la complicidad con el tiempo, con el destino ausente que infectó destilante mi inconsciencia en austeridad renuente, esa característica del frio insoluble de magnetismos y frases largas de poco sentido aparente; convengo en anunciar que escribiendo redescubro que me encuentro y perdida voy caminante falaz, soy pedazos de texto roto, el que se fundó en cenizas para renacer de turbio fénix obstinado; y me ataste las manos para escribirte a ti mismo en predicción sugestiva de inmortalidad.
Dime que paso cuando fundí mi alma ahogada en confusa letra de inflexión, laberinto y construcción de armonía y deseo impregnado de alusión y especulación incierta… cóncava de ansiedad… te soñé… tuve un instante y presagié un beso, una mirada y un complot… (Acción –reacción).
Eras tú mi luna de abril, armonía apareciendo sinfónica de luces punzantes de proyección irreal, de tinta derramada, de mareas inventadas y mírate… a mi lado; humanizada estas…
Torbellino de evocaciones inmemoriales de subjetividad, metadiscurso inherente de futuro no caduco y percepción dispar… ¿Quién eres? Me pregunté… inunde mis estragos ardientes de toxicidad para buscarte en pasados textos y no tener ni rastro a brevedad… Le advertí al tiempo desafiante y sin divagar: si existe semejante conjunción digna menguante casualidad, ha de ser mía y de nadie más… que entre sabanas de alcohol reposa mi alma surreal, duerme a mi lado eternamente de suave agonía, compleméntame el cielo y el infierno en terrenal, conquista y principio de posibilidad…
Eres tú que ceniza caída a mi rosa empapada de oscuridad rebuscaste mi arena cuajada y apostaste floreciente a paso igual; me miraste misteriosa y conmemoraste un suspiro que más que incrédulo… suspicaz…

No hay comentarios:

Publicar un comentario