domingo, 10 de julio de 2011

La otra cara del espejo...


Tenia razón cuando dije no saber donde estaba parada, me entusiasme, me enamore, me arriesgue porque creí ciegamente que te arriesgabas conmigo, que harías lo que fuese necesario para conservar el nuevo sentimiento, pero era nuevo, convergente, subliminal, era tantas cosas incontrolables y súbitamente conflictivos para la realidad, ¿la realidad? si, la correcta, la que pone uno a uno como pareja lo translucido, lo común, y de común denominador teníamos poco, te concebí mi complemento justo por eso, por ser lo contrario a mí, lo que yo no haría y sin embargo aprendí a aceptar, a amar con cada gota de mi, con mi locura imprescindible, con mi demencia que me conociste como estimulo respuesta; me enamore de la figura que me sedujo, se me hizo el poder omnisciente que me faltaba para existir, para volver a sonreír, para encontrar que mis sentimientos podían resurgir del infierno y diseñar lado a lado un paraíso, un paraíso, un ideal, un sueño... te implique demasiado rápido en ilusiones que no fueron las tuyas, ¿demasiado rápido? (el tiempo es subjetivo) creí que eran años, que eran meses, que eran días que se lapidaron tan eternos, tan de "toda la vida", creí que escucharía de ti lo que me saco una sonrisa y tu de mi lo que provoco el brillo que ame el primer instante, que escribiría lo que siento por ser perfecto y dudaría para siempre... daría lo que fuera por escucharlo de ti, así, para siempre… ¿cuándo aprenderé que "para siempre...", si ya sabias de para siempre... es lo que queda de un recuerdo y el vacio; me prometí tantas cosas, tantas tras la última vez, me embelese y perdí el suelo, me hice sentir, me hice querer, anhelar, desear... me arremetí, y en pedazos me rebelo, me destierro de la insolvente imagen de mi misma reescribiendo, de mi misma quemando palabras para no caerme en cenizas secas, duele demasiado para no hablar, duele demasiado para quedármelo y no llorar, duele demasiado para no dejar de pensar... escribí para ti el primer día... y sonreíste... escribo para ti hoy... y detengo el tiempo en un tempano de pétalos rotos... ¿no es verdad rosa negra que elegiste tu color sin voluntad, que floreciste para recordar, que te enterré viva para envenenar... ? Silencio aparte, "somos lo que somos y no podemos cambiar..."

No hay comentarios:

Publicar un comentario